Estos días se ha celebrado la XXI Semana de Cine Fantástico y de Terror-Calle 13, en San Sebastián. Uno más de los numerosos y diversos certámenes, festivales, etc. que se hacen de cine (como los hay de música, poesía...). La noticia se produce cuando un juzgado de la ciudad donostiarra suspende "de forma cautelar" las proyecciones de A Serbian Film, dirigida por Srdjan Spasojevic. La razón que se ha dado es que esta podría incurrir en un presunto delito contra la libertad sexual.
Vaya por delante que un servidor no ha visto la película. Vaya por delante que este mismo servidor no es muy amante de las películas de terror (por nada en particular, simplemente le gustan más otros géneros). Los que la han visto, en términos generales, alegan tanto a su dureza y crueldad (un film repleto de violencia sexual) como que es una película que marca un hito en el género, que rompe con convencionalismos y adapta el cine de terror a una atmósfera más cercana en nuestros tiempos, con un marcado contenido y referencia a la amoralidad.
Ya representada en Sitges, ahora es vetada de representación y se asocia a ella un presunto delito (contra la libertad sexual). La cuestión es que este film, polémico, desagradable, abyecto... lo que quieran opinar, es solo (por si esto fuera poco relevante) una película de ficción, de terror y enmarcada en un festival de terror. Evidentemente en la grabación de la película no se ha incurrido en delito alguno, y la "famosa" escena de la violación de un bebé se utilizó, como no podía ser de otra forma, un muñeco de látex. Si la gente quiere ir a verla, es decisión que cada uno deberá tomar, como individuo de una sociedad, pero encuentro ridículo que películas de ficción sean prohibidas por su contenido con pretextos tan pobres y falsos como este. Luego, puede gustar o no, y podemos reflexionar con o a partir de ella como sociedad.
Por desgracia, muchas veces la realidad supera la ficción. Y aunque no tiene que ver con delitos sexuales, en la Comunidad Autónoma en la que resido, las tres provincias y el gobierno autónomo están acusados por más de un "presunto delito", que cada vez tiene menos de presunto, pero ahí la ley no es tan efectiva ni tajante.
Por otra parte, el horror y terror de este fin de semana convulso se completa con la visita del Sumo Pontífice de Roma, el Papa Benedicto XVI. Curiosamente este personaje aparece por España en tiempos de crisis y recortes sociales, con una visita que cuesta 13.333 Euros por minuto y un total aproximado de 29'8 millones de Euros (entre aviones, Papamóvil, escenarios, alojarlo con su séquito, seguridad...) del erario público del Estado (pagado con los impuestos de todos los ciudadanos de un Estado aconfesional, laico) para inaugurar una iglesia (la Sagrada Familia de Antonio Gaudí) que se ha construido en su totalidad con dinero de donaciones, aportaciones privadas y nunca con dinero público.
... mientras tanto los delitos sexuales a menores causados por los representantes de esta Iglesia siguen apareciendo, pero no muchos parecen cuestionar la amoralidad de esta realidad (que no ficción, como lo es el cine) ni la presencia de la Iglesia en el Estado (pese a su laicidad), en la educación, incluso pretenden en la sanidad...
Vaya por delante que un servidor no ha visto la película. Vaya por delante que este mismo servidor no es muy amante de las películas de terror (por nada en particular, simplemente le gustan más otros géneros). Los que la han visto, en términos generales, alegan tanto a su dureza y crueldad (un film repleto de violencia sexual) como que es una película que marca un hito en el género, que rompe con convencionalismos y adapta el cine de terror a una atmósfera más cercana en nuestros tiempos, con un marcado contenido y referencia a la amoralidad.
Ya representada en Sitges, ahora es vetada de representación y se asocia a ella un presunto delito (contra la libertad sexual). La cuestión es que este film, polémico, desagradable, abyecto... lo que quieran opinar, es solo (por si esto fuera poco relevante) una película de ficción, de terror y enmarcada en un festival de terror. Evidentemente en la grabación de la película no se ha incurrido en delito alguno, y la "famosa" escena de la violación de un bebé se utilizó, como no podía ser de otra forma, un muñeco de látex. Si la gente quiere ir a verla, es decisión que cada uno deberá tomar, como individuo de una sociedad, pero encuentro ridículo que películas de ficción sean prohibidas por su contenido con pretextos tan pobres y falsos como este. Luego, puede gustar o no, y podemos reflexionar con o a partir de ella como sociedad.
Por desgracia, muchas veces la realidad supera la ficción. Y aunque no tiene que ver con delitos sexuales, en la Comunidad Autónoma en la que resido, las tres provincias y el gobierno autónomo están acusados por más de un "presunto delito", que cada vez tiene menos de presunto, pero ahí la ley no es tan efectiva ni tajante.
Por otra parte, el horror y terror de este fin de semana convulso se completa con la visita del Sumo Pontífice de Roma, el Papa Benedicto XVI. Curiosamente este personaje aparece por España en tiempos de crisis y recortes sociales, con una visita que cuesta 13.333 Euros por minuto y un total aproximado de 29'8 millones de Euros (entre aviones, Papamóvil, escenarios, alojarlo con su séquito, seguridad...) del erario público del Estado (pagado con los impuestos de todos los ciudadanos de un Estado aconfesional, laico) para inaugurar una iglesia (la Sagrada Familia de Antonio Gaudí) que se ha construido en su totalidad con dinero de donaciones, aportaciones privadas y nunca con dinero público.
... mientras tanto los delitos sexuales a menores causados por los representantes de esta Iglesia siguen apareciendo, pero no muchos parecen cuestionar la amoralidad de esta realidad (que no ficción, como lo es el cine) ni la presencia de la Iglesia en el Estado (pese a su laicidad), en la educación, incluso pretenden en la sanidad...
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