9 de septiembre de 2012

Historia de la curiosidad

- Maestro, ¿qué piensa sobre la curiosidad?
- La curiosidad es siempre un buen camino hacía el aprendizaje, querido Adso.
- ¿Cree, mi señor, que puede llegar a ser perniciosa?
- Explícate mejor, ¿a qué te refieres?
- ¿Puede la curiosidad ser portadora del mal?¿Existe un aprendizaje negativo?
- Creo comprender ya a que te refieres Adso, pero... ¿qué entiendes tú por negativo?
- No lo sé maestro... tal vez algo que no resulta como esperabas... quizá algo malo, algo que no deberías haber hecho jamás.
- ¿Y cómo sabes lo que deberías haber hecho o no, si nunca llegas a realizarlo antes? 
- Supongo, pero...
- La experiencia, querido, ella nos dice, con la perspectiva del tiempo, si acertamos o no con nuestros pensamientos o nuestros actos. Pero, ¿acaso pretendes adelantarte al tiempo?
- Supongo que no {siempre me molestó su fino sarcasmo, que aunque cariñosamente, me dejaba siempre en evidencia}, pero... dicen que experiencia es el nombre con el que la gente llama a sus errores.
- ¿Y tú qué crees Adso? ¿Qué opinas al respecto?
- No sé mi señor, usted es el maestro.
- Cierto, pero, ¿a caso te impide eso tener una opinión propia? ¿te inhibe ese hecho de la libertad de pensar por ti mismo?
- Supongo que no...
- La experiencia no es buena ni mala, es solo experiencia. Los humanos tendemos a clasificarla dependiendo en cada caso de la filosofía o ideales de cada individuo. Bueno, malo... depende de qué se quisiera saber con la curiosidad, y a que se llegó definitivamente mediante el camino de la experiencia. Será una buena o una mala experiencia si se cumplen o no las expectativas, pero, en todo caso, has recibido algún tipo de aprendizaje.... ¿no es así? Las expectativas no son más que ilusiones mentales que solo causan decepción si estas no se cumplen...
- Si maestro pero, ¿acaso defiende usted que mientras uno obre en acuerdo con su curiosidad, con afán de aprender, saber nuevas cosas, cualquiera que sea el resultado del "experimento" este resultará positivo para el bagaje personal? O, dicho de otra manera, ¿quizá afirma usted que verdaderamente nunca nos equivocamos en nuestras elecciones: los tiempos, las formas, el contenido...?
- Errare humanum est querido Adso. Evidentemente las personas nos equivocamos. Cometemos errores; la vanidad, la soberbia, la codicia... la inocencia... pero el error, por natural o normal que sea, no significa que este deba ser denostado. Al igual que la curiosidad, saber leer los datos que te proporciona la experiencia también es un camino válido hacía el aprendizaje. Saber corregir aquello que has hecho mal es una virtud.
- No se enfade, pero... para eso necesitaré saber si lo que he hecho está mal.
- ¿Y quién esperas que te lo diga? ¿Acaso yo? No sé qué te atribula querido amigo, pero créeme, tal vez no sea yo la persona adecuada para juzgar tus pensamientos, o tus actos... y dudo que haya persona adecuada. No sé si gozo yo del beneficio de vuestra experiencia.
- Hay algo en aquello que he descubierto que me perturba maestro.
- El conocimiento hace sufrir, y aquel que hace crecer su conocimiento hace crecer también su sufrimiento. 
- ¿Y qué me dice cuando aquello que descubre resulta del todo insuficiente? De pronto solo necesito saber más... y me convierto en un ser insaciable. Eso me genera más sufrimiento que la tribulación por saber lo que sé, y sentir lo que siento. Necesito saber más de lo que sé... tengo curiosidad.
- Ah mi querido Adso, que tranquila sería la vida sin amor. Que tranquila... y que insulsa. ! Pero ten cuidado amigo, y no confundas amor con pasión! No confundas lo carnal con lo intelectual, aunque tarde o temprano ambas nos lleven al pecado. Si así sucediese, que se apiaden de nuestras almas. Pues seremos juzgados por nuestros pensamientos y nuestros actos. !Que la misericordia se apiade y sea justa con nuestras debilidades¡. Pero recuerda esto, estimula tanto tu curiosidad como tu bondad te permita.
- Gracias maestro...