8 de abril de 2010

Una historia de amor


Hijo de la bella Afrodita. Dentro de la machista y "filofálica" cultura griega, Eros estaba condenado a ser una figura masculina, hijo posible de dos machos como Hermes o Ares, este último, Dios de la guerra y excitador del deseo en las mujeres de los guerreros. En el famoso templo de Tespias, los boecios le rendían culto como un simple pilar fálico.
El amor, ha sido uno de los grandes maltratados, tergiversados y damnificados de la historia de la humanidad. Hijo de dos de los doce Dioses Olímpicos, Eros nunca fue aceptado por ellos. A pesar de esto, se ha querido ver a Eros como hijo de Afrodita Urania (Venus celeste), en contraposición a una Afrodita Pandemia (Venus terrenal) abocado a una connotación sexual más inmediata. Ver a este curioso Dios alado como un conducto a la contemplación divina, incluso en El Banquete de Platón, Sócrates presenta un Eros mediador entre los hombres y los dioses.
En sus representaciones aparece, en su mayoría como un niño juguetón próximo a Afrodita, castigado, herido por unas rosas o unas abejas, incluso se dice que criado entre mimos. Maltratado y rechazado por el Olimpo por su "insuficiente" responsabilidad. Lanzador de flechas profesional sin criterio, inflamador de corazones, que lo convertía en un peligro, en un poder subversivo del orden social, ya que sus "travesuras" afectaban tanto a mortales como a Dioses. Y por esto rechazado, desterrado. Visto como uno de los "males", llamados "humores" que afectan al alma humana, en la Edad Media. Y es que este Dios, hijo de Dioses, salió rana, y nunca fue aceptado por el raciocinio ni la doctrina, ni el dogmatismo, ya que su incontrolable e irresponsable actividad llevaría al caos y a la perdición a la raza humana.
Y así, supongo que fue así, como Eros se enamoró de Psiqué. El amor enamorado de la princesa que aúna el concepto de alma y mente.
Apuleyo narra así en su Asno de oro como Afrodita, celosa de la mortal y terrenal belleza de Psiqué, y debido a que los hombres empezaban a abandonar los altares para venerar bellezas efímeras, envió a su hijo Eros para que disparando su flecha enamorara a Psiqué del hombre más feo del mundo. Lejos de esto Eros de enamoró de la bella princesa. La historia no termina aquí, pero creo que solo nombraré, que según Apuleyo, estos tuvieron una hija, Hedoné (placer).
Tal vez, como escuché a un amigo una vez, haya que vivir enamorado. Todas nuestras acciones y relaciones diarias deban tener un poco de esa inflamación y quizá de esa "irresponsabilidad" que tanto asusta a Dioses. Quizá seriamos un poco más felices.


EL AMOR

El estado de la sinrazón y la renuncia,
el estado que saca lo mejor y lo peor de cada uno.
el estado motor de las actividades humanas,
y la presencia o ausencia del cual marca el resultado,
ese estado fundamental en toda existencia humana,
y que estos solo utilizamos para hablar de sentimientos.
El amor, que tantas parejas ha quebrado
y tantas acciones ha desamparado.

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