24 de diciembre de 2010

El nacimiento de la profesión


Corría la vida allá por el 5199, según cuenta en sus Crónicas Eusebio de Cesarea. A Octavio, sobrino de Julio César, le dio por nombrarse César (en honor a su tio), Augusto (por la expansión del imperio romano) y finalmente Emperador (altísima dignidad, ser superior a todo el entramado de reyes que gobernaban su imperio). En un lugar de ese imperio, un 25 de Diciembre (o eso dicen) nació Jesús de Nazareth... en Belén.
Nació en una tenada (en una especie de cobertizo público de la ciudad). Es común en la tradición cristiana la palabra establo, refiriéndose al lugar del alumbramiento. Establo deriva del latín stabulum, que en la época se solía utilizar para referirse a los establos, pero también a las posadas y a los burdeles (incluso un stabulum solía cumplir el triple significado de la palabra). Así que como decíamos... sí, nació en un cobertizo. Cuán poco apropiado sería de lo contrario para referirse al parto de toda una virgen. José y María, sus padres, eran pobres y tampoco pudieron proveerse de un mejor lugar. La historia sigue, y nos cuenta, como los pastores que tenían pastando a su ganado pasaron a agasajar y adorar al niño. Este hecho contradice la versión oficial de la iglesia cristiana. Si los pastores habían sacado su ganado la fecha del nacimiento debe ser anterior a Octubre (como muy tarde), además, la motivación del viaje de José y María a la ciudad de Belén carecía de, al menos, sentido común ser realizado en semejantes fechas para dichos fines.
La adopción pues del 25 de Diciembre como fecha de nacimiento de Jesús de Nazareth no es casual. Además de la relación con anteriores Dioses de otras culturas (Horus, Mithra, Krishna...) el 25 de Diciembre era una festividad romana, pagana. La Saturnalia. Esta festividad, que coincide con el solsticio de invierno, celebra el fin del periodo más oscuro del año y el principio del periodo de la luz. Esto es, celebran que el día cada vez tendrá más horas de luz, hasta llegar a su punto álgido en el paso de la primavera al verano (donde los días, de nuevo, irán perdiendo paulatinamente horas de luz). La adopción del nacimiento de Cristo este día no es más que un sincretismo entre la religión cristiana y la tradición pagana.
No obstante, José y María no hacían turismo en Belén. Ellos acudían por algo. Al primero César, después Augusto y finalmente Emperador le dio por censar la gente de las provincias, ciudades, poblaciones, etc. de las que él era el máximo responsable. Así pues (que injusto eres César Augusto) la pareja, a punto de dar ella a luz, tuvo que emprender el viaje entre Nazareth, donde vivían, hasta Belén, lugar donde José debía censarse como descendiente de David. El censo implicaba dos cosas, declarar fidelidad al imperio y el empadronamiento. La liturgia del censo contaba que el cabeza de familia (que representaba a su prole), después de aportar el número de miembros de esta, se le ponía un denario de plata en la frente y repetía ante el súbdito del imperio romano las palabras "propio ore fassio" (reconozco con mis propios labios). De esta expresión derivó posteriormente la palabra profesión. Así, José asistió, además, a otro nacimiento, el de la profesión.

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